SOMA

Cuerpo vivido, cuerpo habitado

viernes, 28 de agosto de 2015

DIGERIR LA VIDA

Por Ivana Sejenovich


El modelo ayurvédico está basado en la digestión en todos los niveles…todo con lo que tomamos contacto en los distintos áreas de experiencia debe ser completamente digerido, asimilado, absorbido y los productos de desecho liberados. Los desechos no liberados que permanecen en circulación en el cuerpo-mente son llamados ama (literalmente algo que permenece no digerido o sin cocinar), y son las semillas de los procesos de desbalance y eventualmente enfermedad. Comida, emociones, información, prácticas espirituales y de movimiento, incluído el Yoga…todas deben ser completamente digeridas e integradas, lo cual aveces significa dejar ir algunas cosas a las que nos queremos aferrar en el nivel de la personalidad, o cosas que no queremos ver. Todos tenemos experiencias que no hemos digerido completamente, y a menos de que lo hagamos, los residuos seguirán asentados en distintos tejidos del cuerpo.
                                                                                                                              Beth Biegler
Digerir la vida, quizá puede sonar algo fuerte para nuestro pobre sistema digestivo que usualmente está sobrecargado… Y sin embargo, una reflexión necesaria: ¿cómo estamos integrando lo que elegimos que sea parte de nuestra vida?…
Para empezar a masticar esta pregunta, queremos aprender de nuestro propio cuerpo y esa manera inteligente en que siempre logra mantener una homeostasis o equilibrio, tomando y reciclando energía, o prana, como lo llamamos en Yoga.
Tenemos dos sistemas en el cuerpo a través de los cuales digerimos el prana. Uno es el tubo digestivo, y de él extraemos prana de la comida. El otro sistema es el respiratorio; del aire digerimos también prana.
¿Qué es para nosotros el sistema digestivo?
Habitualmente lo sentimos lejano, un fantasma en el interior de nuestro cuerpo que nos hincha, que se queja ante el estímulo constante de comidas diversas o estreses constantes.
La preocupación afecta al estómago tanto como el chile, y el querer aferrarnos a ciertas ideas o emociones nos inflama el intestino. En un día cualquiera es común indigestarnos por el bombardeo de información e imágenes.
En el campo de lo somático y en el Yoga, nos relacionamos con esta parte tan vital de nuestro cuerpo con interés, y queremos saber cómo funciona porque es una de las formas en las que recibimos, administramos y conservamos nuestra energia, porque es el puente entre nuestra relación con mundo externo y con nuestras células. Estudiamos su función y su anatomía pero con igual énfasis escuchamos las sensaciones que podemos registrar de nuestras entrañas. Hay un mundo por descubrir al explorar estos adentros y permitir que ocupen su espacio y que expresen su movilidad. Es un terreno que buscamos habitar para estar más atent@s a sus mensajes y necesidades.
El tubo digestivo representa un portal interno que permite a los nutrientes ambientales entrar en contacto con el sistema circulatorio, quien se encarga de distribuirlos a cada una de las células corporales. Conforme entran estos nutrientes al cuerpo en forma de granos, semillas, verduras, frutas, aceites o carnes (y en versiones procesadas y refinadas de éstos), primero deben ser reducidos a través de la combinación de procesos mecánicos y químicos a grandes moléculas como proteínas, grasas y almidón, para después transformarse en moléculas muy simples. Los resultantes azúcares, aminoácidos, ácidos grasos y otros elementos nutricionales son entonces desplazados a través del recubrimiento intestinal hacia la sangre, la cual los transporta a todo el cuerpo. La digestión es un proceso de separación de aquello que entra en nuestros cuerpos. El tubo digestivo es una línea de desintegración de los alimentos.
Para el Ayurveda, ciencia médica antigua de la India, la raíz de tu salud está en el funcionamiento óptimo de tu tubo digestivo. Los doshas (fuerzas elementales que gobiernan la anatomía y la fisiología del cuerpo) tienen un sitio principal en nuestro cuerpo; y está en el sistema digestivo. El sitio principal de Kapha es el estómago, el de Pitta es el intestino delgado y el de Vata es el intestino grueso. Para mantener los doshas balanceados hay que mantener el sistema digestivo balanceado. Esto se logra con conocimiento y conciencia, permaneciendo más en contacto con las señales de nuestro cuerpo.
En su manual de sistema orgánico, Mark Taylor compara la función del sistema digestivo con el aprendizaje:
“El ciclo de corporalización digestiva, ingestión, absorción y expresión, es el cimiento del aprendizaje corporalizado. En el ciclo del aprendizaje, la información es procesada y experimentada en un viaje análogo a la digestión. La información debe ingerirse con cuidado, a modo de no abrumarnos con demasiado o padecer hambre con muy poco; a la información ingerida debemos volverla parte de nosotros mismos, alterando la química de nuestro sistema nervioso. Por último, el ciclo debe completarse con alguna forma de expresión, a través del movimiento, utilizando la palabra escrita o hablada, o en comportamientos nuevos o modificados o de alguna u otra manera”
¿Como podemos ser más concientes de los órganos del sistema digestivo?
La exploración de los órganos se puede realizar de manera simple en savasana, acostados en el piso con un suave masaje siguiendo el recorrido del sistema digestivo y respirando en zonas tensas o dolorosas. También se pueden utilizar globos inflados con agua tibia para tener la vivencia del volumen y fluídos de los órganos, con cuidado, apoyando el globo sobre los órganos y respirando hacia allí. Las posturas de Yoga realizadas con atención en las sensaciones de nuestro vientre y creando espacio en la zona anterior a la columna, donde está el tubo digestivo, son una gran ayuda para revitalizar el sistema. El movimiento en general es una bendición para los órganos, sacudirnos, vibrar, respirar.
Los órganos, al igual que las articulaciones, son capaces de deslizarse unos sobre otros, y con movimiento y conciencia podemos liberar las adherencias que se forman entre ellos. La libertad de movimiento unida a una sensibilidad despierta nos ayudan a tener con nuestro entorno una relación más vital.
                                                                                               

   

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